Victor Manuel Perez Sanchez

Mi abuelo me enseño a jugar al ajedrez a los 8 años, el es un jugador de café, me incorporó el gusto por el juego. A los 13 años en verano jugando a las escondidas en Regatas decidí meterme en el salón de ajedrez, mientras esperaba que me encuentren jugué unas partidas. Volví al día siguiente, hice un par de amigos. A la semana jugué mi primer torneo “blitz”, en el cual quedé exactamente en el último puesto.

Nunca deje de ir a la sala de regatas, junto con mi nuevo amigo Juan (con quien habíamos empezado casi en simultaneo) íbamos todos los días (de martes a sábados de 4 a 8).

Jugué mi primer IRT en Julio de ese año, pude ganar mi primera partida por el ELO y así obtener mi propia calificación de Ranking valido de la FIDE. Entré con 1511.

Unos meses después jugué el provincial de los juegos evita sub14, quedé en el segundo puesto y clasifiqué a la instancia nacional en Mar del Plata.

En noviembre de ese año jugué dicho torneo en la ciudad costera, fue el mejor evento de toda mi vida. Tuve la oportunidad de conocer chicos de mi edad compitiendo de todo el país, alojado en un hotel de lujo y transportados como los jugadores de primera de futbol en los micros de dos pisos. Decidí que debía entrenar arduamente para regresar al año siguiente.

Pasado ya un tiempo tuve que dejar de ir al club, comencé la secundaria y cursaba en las tardes. Había abandonado casi por completo el ajedrez, solo jugaba algunas partidas en el celular cuando estaba aburrido en la escuela. Llego agosto, jugué nuevamente un provincial de los juegos evita; esta vez gané el torneo de forma invicta. Viajé a Mar del Plata, con más experiencia que el año anterior, hicimos un gran torneo, quedamos entre los mejores 10 equipos del país.

Durante todo el verano de siguiente me había focalizado en que quería llegar a 2000 de ELO FIDE. Me levantaba a las 8:00, desayunaba y me iba caminando hacia la sala de regatas; allí entrenaba todos los días de dos a tres horas (leía libros, hacía ejercicios, practicaba finales). Esto me trajo buenos resultados, pude empezar a ganarle partidas blitz a mis profesores del club, en un IRT hice mis primeras tablas con un rival supra2000.

Al acabar el receso veraniego, me encontraba en la misma encrucijada que el año anterior, no quería abandonar el ajedrez. Tuve la suerte de que el gobierno nacional lanzó un programa llamado “Escuela de Alto Rendimiento de Ajedrez”. Mi profesor de regatas Gerardo García fue el encargado de dictar esas clases, él me invitó a sumarme a las mismas e inclusive acomodó los horarios de forma que yo pudiese participar. Esto me permitió seguir progresando y nunca abandonar mis ganas de mejorar.

Entrené durante todo el año, cuando llegó el verano volví a aplicar el mismo método que en el anterior, dos a tres horas todos los días en las mañanas. Este verano fue donde me hice amigo de Tomás Caruso, él ya era un jugador fuerte de 2000 de ELO, pero gracias al gran ambiente que hay en la sala de regatas nunca dudaba en jugarme unas partidas blitz, jugábamos todos los días. Nunca paré de entrenar, pero tenía otro problema, seguía estancado en los 1600 de ELO a pesar de ganarles en el club a jugadores mucho mejores. Esto se debía a que no tenía la posibilidad de competir en muchos torneos válidos al ranking de la FIDE.

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